jueves, 5 de junio de 2014


Amar lo que está escrito


Nada de lo que sentís es ya verdad en el universo. Algo pasó, hubo un quiebre,  y todo va a volver a su lugar de origen, allí donde nació.
Si te empezás a elevar vas  a conectar con una fuerza que ya estaba arriba. Con una fuerza divina. Revelarte es pasar de negativo a positivo y cada material proyecta distinto.

Hay algo celestial y sangrante,  un filo divino y profundamente oscuro. Hay un invierno salvaje, donde todo lo que se reprime se potencia.

Es necesario desarmar para poder ver la estructura. Y es que vos como parte del todo tenés que expresar una cosa específica y si sabés a quién invocar tu obra ya está desde antes que vos.

Podés luchar si sos consciente de tu poder. Pero solo el tiempo te hace crecer y solo vos podés elegir a dónde y con quién ir, tus compañeros hasta el final. Nada nos puede pasar es tener tu fortaleza. Porque hay, en un punto, una convicción o creencia profunda de lo que debería ser. Hay forma y hay contenido. Y hay contradicción. El esquizo es aquél que no conoce los límites. Es aquél que hace posible la propagación. Y quizás pueda abrir la puerta.

Múltiple y fragmentado, es un entramado identitario. Es penetrar el secreto de un código, ese que te dice algo y te dice sin que sepas a dónde tenés que ir y quién sos.

Mi constante siempre estuvo ahí. Eso va a llegar y nos va a abrir. Algo va a salir. Alguien va a estar iluminado. Descubrirán el secreto y vivirán la aventura.

Al separarse puede generar un nuevo orden.

El sueño es una idea sobre a dónde tenés que ir. Porque esto siempre se hace para que puedas ir a otro lugar.